jueves, 2 de enero de 2014
En algún lugar de la Mancha
No había lugar más duro que la Peña de Toño, si no hacías química con el público ibas a pasarla muy mal, era tan duro el lugar que una cantada podría terminar en trompadas, mordidas y patadas. Yo como siempre he sido un gallo encrespado cuando me decían algo mandaba a encender las luces y le preguntaba al o la que decía algo… qué putas te pasa imbécil. El silencio reinaba en la aguardiente sala que apestaba ya en la madrugada a vómito y cerveza y el concierto seguía sin más incidentes. Nuestro querido amigo y mecenas Jorge, quién muriera en un accidente de moto en la carretera a Santa Lucía alucinaba esas noches y a puro alcohol y cocaína nos escuchaba y creía que escuchaba a Bob Dylan o a Silvio. Panes y cervezas ganados a puras canciones de aquella Tegucigalpa que ya no volverá, Aquí en plena función para estudiantes para el grupo teatral Bambú, espacios ya cerrados de una ciudad ahora llena de portones y guachimanes activistas del partido de turno.
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