miércoles, 6 de mayo de 2015

La libertad de ser tránsfuga.





Todos los días nos damos cuenta que la oposición no es oposición, y a cada minuto la sensación de indefensión contra la "Tiranía Esclarecida" es desoladora.

La gente que votó por Libre o el Pac, lo hicieron entregándole su buena fe al Diablo. Le entregaron su confianza pristina a personas enajenadas con la visión de una silla pedorra en el legislativo, que al final se movería   según la comparsa o el tintinéo de la bolsa del partido oficialista.

Por cualquier nimiedad renuncian, porque no los saludó el líder. porque no les abrazó doña Xiomara, porque no los mencionó en X-O el Ingeniero saltarín; y mientras, en esa hoguera de luchas, vanidades y superchería política pasan sus días y noches, el partido gobernante desata los perros y castigos sobre la clase trabajadora, la clase media y la pobrería, quien está destinada a pagar el descomunal raterismo y la impía penitencia de vivir en un país fallido a las puertas de una dictadura con licencia para despojarnos de toda nuestra patria.

Estas personas deberían no sólo renunciar al partido, también deberían renunciar a su curul, porque su vuelta de espalda, es una traición a la gente que candorosamente la llevó a ese escaño en el congreso.
La gente no entiende qué es la "Bancada Independiente", creo que es esa zona gris donde se vomita y donde no se tiene argumento ni fuerza alguna, la media luna de la risa, el foro de los payasos, la fábrica de chistes del oficialismo sobre la gente que no tiene mi siquiera carácter para pasar una lluvia sin sombrilla, la olla de gusanos que no sirven ni de carnada.

El 24 de diciembre de 1914, mientras huían despavoridos los leales a Carranza, Zapata entró al Palacio Nacional, merodeó por los pasillos, se sentó en la silla del águila, contempló los cuadros de los bigotudos corruptos que propiciaron esa guerra civil y aburrido, se marchó para Morelos, dias antes, el 6 de diciembre, Pancho Villa le habìa dicho con amarga tristeza:-Nuestra desgracia, es no poder prescindir de la gente instruída. Somos ignorantes y sólo sabemos combatir. Pero el bienestar del pueblo exige buenas leyes, y para hacerlas se necesita instrucción.-, Zapata respondió, -si, pero a la gente instruída le gusta oscurecer hasta lo más claro-.

En esencia, esa también es nuestra desgracia, carranclanes, avispas de muertos, moscas de mulas, zopes danzantes, muelas de bolo, culebras desdentadas; elevadas y elevados por el voto, a la altura del legislador y legisladora, con moral de tirador de naipes y pepeneador de ideas, la "Patastera ideológica" como bien pregonaba el Maestro Matías Funes.


Que desgracia la nuestra.

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