miércoles, 2 de diciembre de 2015

La patria, sólo es de aquel que puede concebirla.



Hay un grafiti, escrito presuroso, con las curvas que da el temor a que venga la patrulla, en el que se lee que "Los pobres no tienen patria", es una frase que disgusta al escritor Juan Ramón Martínez, quien la acusa de falsa e hipócrita. Por supuesto que el disgusto, es el de alguien que escribe siempre justificando un despiadado sistema, abogando por una democracia maltrecha y asintiendo sin mesura todas las posturas  ultraderechas de aquellos medios que le abren los micrófonos y le ponen papeles en blanco para que escriba. En ese artículo de la Tribuna, el 15 de Septiembre del presente año, el escritor denuncia la hipocrecía de aquella frase, en una moserga aburrida sobre su pobreza de niño , las carencias familiares, el espíritu invicto que mirando una parpadeante estrella en el cielo negro se alza sobre si mismo para lograr mejores estadios de vida manteniendo invicto su pristino amor por la patria.

Me recordé de la frase que le produce vómitos al escritor a sueldo de Wong Arevalo, cuando miré esta foto, donde dos empleados municipales cargan los desperdicios de la playa municipal de Puerto Cortés en la tela del pabellón nacional y me causa humor el escándalo y diluvios de moralinas sobre el hecho, seguro los dos empleados serán despedidos de inmediato y la fiscalía, presurosa, les incoará un proceso por profanar el más alto símbolo patrio.

Pero la imagen es reveladora en sí, en un momento en que nuestro país es vendido al mejor postor, su institucionalidad no vale nada, su justicia está en manos de una clase depredadora, sus medios no dicen la verdad y sus líderes religiosos se venden a un precio que hasta a Fausto le daría risa.

La patria, sólo es de aquel que puede concebirla.

 







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