jueves, 13 de noviembre de 2014

Panóptico de muerte



Creo que en la línea del fotoperiodismo nacional, esta es una de la imágenes más logradas de un asalto y secuestro de pasajeros a un bus de La Lima hace muchos años; sin lugar a dudas, nos muestra la relación perenne que tenemos a diario con la violencia y con la muerte.

Recién comienzo a escribir estas líneas y me informan que acaban de asaltar a la periodista  Marleny Mendoza, lo que trae a mi memoria, el día que me asaltaron a unos pasos de Metromedia; luego de perder mi computadora con todos los proyectos, sin hablar de mis papeles, fui a poner la denuncia, la fila de personas asaltadas ese día salía de las oficinas de la policía, cuando llegué al escritorio y la gendarme  repitió como loro filibustero que me había robado la "lactóc", me fije que tenía sobre el escritorio más de 60 denuncias por asalto correspondientes a ese día.

Hay una lucha mediática por mantener la violencia como un activo eterno que genera pauta, dinero, morbo y amarillismo absoluto, contra una compulsión oficial para bajar a puras herramientas multimedia los terroríficos índices cotidianos, al centro está la percepción realista del hondureño a pie que tiene que jugar a la Ruleta Rusa, cada vez que tiene que decidir entre el asalto a tenis, el asalto en motocicleta o el asalto en una unidad de transporte..

Las autoridades cacarean, el mismo sonsito grandilocuente "Tegucigalpa Ciudad Inteligente", hablan de un reino de miles de ojos donde no se escapa ni la perra en celo del vecino y cuando los micrófonos llegan a sus picos estirados, desde la tranquilidad del patio de su casa y tras la seguridad de 30 guaruras pagados con dinero que groseramente  sale de la tasa de seguridad y otros cueros, recomiendan ironizando que la garduña de la vida es para el que traga más pinol y que como buen condón del alma, hay que estar confesados por aquello de que la causa y el azar se enreden.

Tenemos la percepción a boca de revolver, que las cifras van en aumento; basta esperar el sketch aburrido de saludos y chistes cansinos de Juan Carlos Sierra, el molinete de la indignación de Frente a Frente o la gambeta religiosa de Maldonado antes de vomitar cadáveres para darse cuenta que las cifras de la muerte, tanto las del Observatorio de La Violencia como las del Gobierno no cuadran como el sueldo de la Primera Dama de México con la casita de las Lomas de Chapultepec.

No hay nada más lamentable que construir una paz basada en datos falsos, en negar el cementerio y afirmar en delirio que se trata de un campo de golf; es seguir contruyendo una república invisible donde el militarismo y el estado policial son las únicas cosas tangibles.

Realmente Honduras está cambiando o sólo es la pantomima tenebrosa de un  falso progreso, un caminar hacia atrás colocando los zapatos en las huellas pasadas. Hace unos días, con horror miraba como un hombre con un bebé en brazos, caía abatido por un delincuente que por la espalda lo baleó ante la vista  de cámaras y pasajeros de moto-taxis, la mujer que estaba al lado olvidó el terror y levantó al niño de los pies sin vida de su padre, todo esto, mientras funcionarios de la "Tiranía Esclarecida" actuaban en los diversos foros, -como bien expresaba Hemingway, bailando tango, entrevistado-entrevistador para demostrar que ambas partes mantienen una conversación inteligente y reveladora.












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