No sé por que razón terminamos esa tarde en la casa de Emilio, busco en la memoria y no recuerdo dónde era, lo que si no puedo olvidar es que el me presentó a Fito Páez, en una cinta me grabó el disco de "Giros" y la cabeza me dio vueltas por aquél tsunami de armonías y letras desbordantes.
No recuerdo si me fuí tarde de su casa y caminé hasta Loarque ya bien entrada la noche, llevaba en el bolsillo el casette y no miraba la hora de escucharlo de nuevo. Muy tarde después de la consabida escena de insultos de mi padre, me acosté a escucharlo, puse la grabadora de mi madre a un lado de mi cabeza y escuché toda la noche, lejanos quedaban los gritos ; el estrés se había ido y el miedo también.
Giros… existe un cielo y un estado de coma, y el eco se multiplicaba.
Gracias Emilio, gracias.
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