Mi hijo, el siempre alegre
La primera vez que vine al Fuerte de San Fernando de Omoa mis padres me obligaron a andar en calzoncillos por toda la estructura, tenía 8 años pero recuerdo la incomodidad de andar así en ese lugar.
Hoy después de tantos años, un tumor que casi me mata vengo con Susy y mi familia a este misterioso lugar de coral, pirata y cárcel. Sin notarlos lo subí y lo bajé sin los dolores de hace tres meses y mientras el pobre guía sin sueldo le contaba a mi esposa la historia oficial del Fuerte le tomé esta foto a mi pequeño campeón de la alegría para capturar la magia de sus tempranos años y la felicidad que siempre debo recordar.
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