sábado, 29 de marzo de 2014

Delmer Membreño, en el oficio del cíclope.



En el Aeropuerto de la Guardia, en New York, el oficial de migración sacó de mi equipaje un libro con fotos de Delmer Membreño, lo hojeó en silencio mientras yo esperaba que me regresaran a Honduras y me convirtiera en el primer hondureño que fue hasta la gran manzana a desayunar y luego lo convidaron a volver a su país .

El oficial miró las fotos y me lo devolvió diciendo "great pictures ... where they sell it?". Recuerdo que al igual que el poeta Fabricio Estrada y muchos cronistas de la imagen, Delmer capturaba los dolorosos días que siguieron al 28 de junio, de molotera en molotera y de escaramuza en escaramuza, los brillos de su cámara captaban lo que desesperadamente querían tapar.

Testigo y víctima de una época terrible de la historia nacional, este fotoperiodista ha capturado sus colores y protagonistas. Desde los barrios miserables de Tegucigalpa, hasta los verdes y sangrientos campos del Bajo Aguan, sus ojos han estado al pie de las imágenes.

Esta tarde hablamos largo y expuesto de objetivos, de reveladores, de exposímetros, de truhanes y de apóstoles de este oficio que ya no puede definirse ni tiene fronteras definibles. Lo puse bajo las luces de los interrogatorios y capturé algo de su esencia gráfica.



jueves, 27 de marzo de 2014

Quirófano 3



Esta sesión de fotos la tomé meses antes de mi operación, era bastante incómodo ir al hospital con un tumor en la cara y percibir las miradas de los médicos y las ganas de preguntar porque andaba semejante maldición en el rostro. Todavía hoy, no comprendo como llegué a ese extremo de la soga, y después de las 11 horas de quirófano el 21 de agosto del 2013 y los 21 días que pasé en esa habitación, no entiendo como entré en ese laberinto y mucho menos las circunstancias por las que salí con vida de él.

La ayuda era tan lejana que casi me había dado por vencido y naufragado. Mirando televisión el fin de semana observaba a Cherefant de canal en canal pidiendo dinero para su fundación, recuerdo lo  antitético que me trató, lo miserable de su trato médico que llegó hasta el grado de ni siquiera examinarme, cómo trató mi padecer de una manera banal y estúpida, y como me tuve que calar su númerito morboso de la música clásica y su atestada clínica llena hasta el topete de cuadros y de cucarachas corriendo entre ellos; la primera vez que llegué a ese lugar, me asombró la cantidad de pacientes, pero los despacha con una velocidad de tienda de comida rápida.

Cometiendo un exceso, como canta Sabina, me mandó para la calle con el número de un payaso que vende prótesis como bultos de ropa usada y la frase de competencia de carnicería:"yo he extirpado cosas más grandes que esa", todavía estoy a la espera que el vendedor de prótesis me devuelva la llamada que me prometió.

Me temblaba la mano cuando los presentadores habilitaban el teléfono para llamar y ponerlo en aprietos. Me pregunto para qué necesita una fundación, aunque es estúpido que me den la respuesta.

De todas formas estamos en Honduras, nadie se prestigia, ni se desprestigia, hoy anda huyendo el ex-director del Seguro, mañana le harán una estatua ecuestre, de todas maneras mi alma no puede con las gracias;  a la Dra. Palou, a la Dra. Rutilia Calderón, al Dr. Luis Gonzáles, a la Dra. Ochoa, al Dr. Fúnez, a las enfermeras que no se sus nombres, a los malditos pastores que llegan a torturar a los pacientes los domingos; seguro van a arder en el infierno, a la doctora norteamericana que tomó mi mano y me convidó a orar, a los médicos de la brigada de Estados Unidos que no sé sus nombres y sobre todo a mi esposa, que jamás se separó de mi lado y que sentada sobre el piso esperó la eternidad para verme salir vivo o muerto.


Cada vez que abrazo a mis hijos, nombro en mi mente sus nombres, por ellos estoy aquí, nada más que por ellos.


Regresando con Einstein de los humedales del sur


La muchachada revolucionaria




En el lugar de todas las voces.



Durante mis primeros trabajos con Armando Sarmiento y al SEDI en la UNAH, le hice esta fotografía al magno Auditorium Central de la UNAH, y creo que le hice justicia, allí escuche por primera vez a Camilo Corea interpretando "España" de Chick Corea, inolvidables tardes y Conversaciones en la Catedral, de un lugar mágico que encierra todas las voces, acuerdos y desacuerdos de la historia universitaria del país.

Las del Pato o las de Boberto


lunes, 24 de marzo de 2014

Karen Valladares: Me niego a lanzarme al mar con dos piedras en las manos, a ser la loca del muelle.



Dos o tres veces la había visto y las ocasiones en que las matemáticas de la casualidad nos juntaron siempre me regaló una hermosa sonrisa. Un par de veces le insistí que viniera y este sábado se apareció con Venus, entró al estudio y la capturé de diferentes maneras de las cuales esta es mi preferida: misteriosa, rebelde, abogada de la alegría e irreverente. Mujer al borde del muelle negándose a todo lo que sea costumbre y banalidad.

martes, 18 de marzo de 2014

La Catedral de Santa Rosa



Fue terminada en 1803, ha soportado terremotos, sitios, guerras y reconstrucciones, gran parte de nuestra historia como nación se forjó en este lugar, en silencio capturé esta imagen reflejo de una identidad que muchos niegan por magra ignorancia o esnobismo consumado.

lunes, 17 de marzo de 2014

Elder Romero es más que una colonia.



Después de subir y bajar la colonia que lleva su nombre, y después de conocer lo que hizo por miles de personas, hablamos por largas horas, acompañados de un buen café con el Ingeniero Elder Romero.
Yo estuve allí, y nadie fue a arengar a ninguna señora para que salieran a darle vivas al ingeniero, se bajó del carro y manos y brazos lo buscaron para abrazarlo, para decirle cuanto lo querían, caminé por esa colonia, sin miedo a mareros ni narcos y miré lo que este hombre cambió, un honor estar al lado de un gigante.

Los muertos al lado del Patria Marathón



No volvería San Pedro Sula jamás si de mi dependiera, pero recuerdo que en mi primera temporada en la ciudad iba todos los domingos a tocar guitarra al cementerio Paz Barahona, ese famoso depósito donde están todos los muertos que estando vivos construyeron esta infernal ciudad al pie del Merendón.

Eran mis primeros años en McCann Erickson, me llevó allá Raúl Zavala, sin experiencia, sin saber más el inventario de lo que llevaba puesto, era tal la ruina de mi vida en ese entonces y la soledad en la que vivía que dos días antes de partir a esta ciudad estuve sentado toda una tarde de un sábado llorando en el Parque La Leona, me sentía como el demonio en la arena caliente del infierno, degradado, confundido y lleno de una terrible cólera, no fue fácil convivir con mi padre, ni ver como mi madre se marchitaba a causa de sus maltratos, ha sito tanto el peso de esos días que todavía soy la furia de esas fechas.

No creo que pueda saldar las cuentas del alma con mi padre y mi odio a malsano amor a esta ciudad vienen de esos días. Hay noches que vengo a ella y hablo con mi tío Juan que en sus manos sostiene todas las piedras de colores que recogió de la Mina de El Mochito, escucho su dulce voz y cuando quiero decirle que siempre lo recuerdo se pone de pie y sin contestarme jamás camina hacia la Junior hasta perderse con la tarde.

Hay noches en que me despierto en el cuarto de Margoth, ella está en la ventana y toda la luz del Patria Marathón le baña su rostro, la tele suena y en la cocina se escucha las risas de Orbelina, de Miguel, de mi Padre.

La última noche que estuve en San Pedro Sula, iba con mi corola azul subiendo a las dos de la mañana de Megaplaza a la Catedral, dos patrullas me cortaon el paso y policías me sacaron a la fuerza del carro, sin mucho cariño me tiraron al frío cemento del boulevar, mientras me sacaban los papeles de la cartera y sentía una de sus botas en mi espalda, mi mente barruntaba que llegaba a la conclusión que esa ciudad era una mierda y que ya estaba cansado de pastores, apóstoles, travestis y mujerzuelas y que era hora… me levantaron y con el mismo desamor me entregado mi cartera mientras

viernes, 7 de marzo de 2014

La Casa de las Mariposas



Cuando el pintor nicaragüense Bayardo Blandino, expuso en la Alianza Francesa "La casa de Las Mariposas" una serie de cuadros de amplio formato sobre varios temas dispersos que había aglutinado a la fuerza en una obra que tenía ese nombre, yo era un muchacho irreverente y belicoso.

La obra en la que participaron amigos que ahora no pueden abandonar mi memoria fue estrenada en la antigua Casa de La Alianza Francesa del Barrio Abajo y creo que hay un video de esto que está en poder de mi querido amigo Oscar García.

La casa del cielo sin nubes, Discépolo en los años infames, Evita a los quince, Naturama 13, el Rap Paradiso eran algunos de los temas de ese entonces, creía firmemente que eso era lo quería ser y lo que tenía que hacer. Eran años muy duros para mi, el conflicto familiar y la terrible relación con mi padre me hacían buscar la evasión.

Desde ese entonces, mi amistad con Oscar creció, fue el único después de Gabriela Gálvez que me echó dos manos y el primero que me mostró los secretos ocultos del Adobe Audition y de los plugins de audio.

Esa noche, después del concierto llegó a buscarme un famoso pintor para romperme la cara, cosa muy merecida ya que mi irreverencia era tal que no concebía más que la hecatombe cultural para arreglar este país. la misma fórmula que otros ahora me aplican sin ninguna piedad.

De la foto me llama la atención Mariano quien se ha mantenido casi invulnerable al tiempo.







Hay lunas


El mar en los ojos




La primer vez que lo miré me di cuenta que toda esa agua no tiene quién la comprenda ni quién la defina, que es una canción que suena siempre  y que se mueve eternamente buscando la quietud. Desde niño, siempre vengo al mar cuando Tegucigalpa me tapa de despojos, la cara de mis hijos es evidente, el mar también los desconcierta.

El corazón mercenario.


Hombre


La venganza es del Señor.


sábado, 1 de marzo de 2014

Comenzando Marzo con Cecilia.



Una foto de Hispano Durón de la actriz Cecilia Bográn  durante la producción de la primera fotonovela sobre el Sida que se produjo en Honduras por parte de COMUNICA.

La noche que Montes de Oca encontró un metrosexual en su cuarto


En un viaje a El Salvador durante una gira de Guillermo Anderson, en el hotel le tocó compartir habitación a Leonardo Montes de Oca y al talentoso Aurelio Martínez, Leo andaba bien tragueado y llegó muy tarde a la habitación, de todos era conocido menos del famoso mimo, que Aurelio Martinez es un hombre que cuida mucho y al detalle todas las cosas que tengan que ver con su persona. Cuando Leo encendió la lámpara que separaba la cama, observó que en la misma había un hombre negro que tenía una mascara de aguacate en la cara y dos rodajas de pepino sobre los ojos, además de eso, tenía unas cosas adheridas al pelo y de la mesa, volutas de algo parecido al incienso bailaban y desaparecían en la tenue luz de aquél hotel de la noche salvadoreña.

Leo le dio varias vueltas a la cama tratando de definir lo que miraba, al final no se pudo contener y marcó el número del representante de Guillermo Anderson, el español Jesús Lesmes y le dijo tratando de darle coherencia a su voz aguartentosa:¡ Puta Lésmes… aquí hay un negro metrosexual!.

Aurelio Martínez se convirtió en una de las voces importantes e indispensables de la región de el Caribe, trabajó varios años con Guillermo Anderson y con los Gatos Bravos, su música muy poco difundida internamente forma parte de las antologías de música caribeña. Fue diputado en el Congreso Nacional, pero fue una cara y mano siempre ausente de todas las decisiones importantes del mismo.

Aquí en una foto de Hispano Durón, en una de las agotadoras sesiones de grabación en el estudio de Gabriela Gálvez en las gradas de La Fuente, durante la producción del disco Honduras Tiempo de Cantar de COMUNICA.