martes, 31 de diciembre de 2013
El final del 2013
Termino el año con lo que debe ser, con lo primero que son mi esposa y mis hijos, a ella la conocí en una fotocopiadora, la seguía cuando salía del trabajo y me le cruzaba de casualidad, han pasado muchos años desde eso, en el transcurso me presentó a mis dos hijos que al igual que yo e Ismael vamos a la mar Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre hú- medo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los tran- seúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda.
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