El silencio Mortal de la Venganza
Si hay cosa que no voy a olvidar son los 22 días en el Hilton Hospital Escuela, fueron días donde los minutos se atropellaban unos con otros, llenos de dolor y de pensamientos que iban y cuando regresaban golpeaban la frente y las cosas que se daban por sentadas.
En mi silencio y dolor, podía darme el lujo de mirar por primera vez en años. Podía sintetizar muchas cosas y las preguntas sin respuestas, eran cosas resueltas y sin complicación.
Nunca conocí el nombre de este muchacho, era más silencioso que yo que me habían partido por la mitad la mandíbula y me habían levantado la mitad de la cara.
Compartíamos jugos, desayunos, almuerzos y cenas que no me comía, nadie lo iba a visitar y por la noche el dolor llegaba a besarlo y abrazarlo con el calor y pasión de una amante.
Seguro salió a matar o que lo mataran, tanto silencio era insoportable y tanta quietud sólo podía predecir la más negra de las tempestades.
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