Llevamos varias horas bajo tierra, cargar equipo y luces en estas oscuridades es trabajoso, el calor es insoportable pero las imágenes gratificantes, lejos de la violencia de nuestras ciudades, aquí abajo, como diría Benedetti, cada quién está en su escondite.
Ante la luz de un vehículo que saca el material de la mina, el Ingeniero en Jefe examina un trozo de roca en medio de un silencio sepulcral que sólo lo interrumpe el sonido de mi cámara intrusa.
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