domingo, 27 de septiembre de 2020

Los 15 años de Pablo, encerrado y al sur de la ciudad.


Hoy 27 de septiembre cumplís tus 15 años, los cumpliste encerrado por esta pandemia, en un país sin libertad, fallido y con un narcotraficante de presidente. Si los colombianos quisieran saber lo que hubiera sido de sus vidas  si Pablo Escobar hubiera llegado a la silla presidencial sólo tienen que mirar hacia Honduras. Pero hoy fue un día bonito, recuerdo de otro día en que corrimos porque necesitaban sangre vos y tu mama, porque te adelantaste como Díaz de Carreras, y apareció Gerardo Martínez, siempre con su corazón  gigante a resolver las cosas, por eso llevas como segundo nombre, el nombre de mi amigo querido. Después vino tu color amarillo, pero esta vez yo construí las luz ultravioleta para tratarte en la casa, eras tan chiquito que me acercaba a tu cuna para poderte escuchar respirar. En la escuela, cuando te iba a traer, me enternecía hasta la flacura tus juguitos y tu lonchera, tu amor con tu hermano y tu apego a nosotros. Cuando en la secundaria, aquellos maestros pendejos me dijeron que tenía que ponerte en una escuela especial, cuando nos estaban diciendo a tu mama y a mi que eras tonto, me llené de una cólera infinta y estaba seguro mil millones de veces, que los únicos estúpidos en esa sala eran los maestros y la psicóloga.

Jamás olvidaré el día que corriste hacia mi porque habías pasado 3cer curso con buenas notas, ese día que me abrazaste en el patio del colegio, me sentí tan completo, porque por fin derroté a mi padre que me enseñó solo violencia; el círculo estaba roto.

Te amo hijo, jamás lo dudés ni por un instante.