lunes, 10 de noviembre de 2014

Fernando Rey y el milagro de la resurección.


Es increíble la actividad artística que se genera a golpe de profeta encabronado, a pulso de bastón bíblico buscando agua; es interesante ver como, pese a lo pedregoso de las mentes de las autoridades culturales y el hollín  cerebral de la comuna, los artistas multiplican los panes, los peces, las canciones, las sombrillas, el jazz, las procesiones, las obras de teatro, las instalaciones, los colores, los libros, las películas y el graffiti sin arrepentimiento, ni permiso municipal.

No es la ciudad más árida en materia cultural, pero hacer arte acá es como sacarle chispas a dos marquesotes mojados bajo el agua, es religión imposible o leon arrepentido antes de comerse a un cristiano.

Sin lugar a dudas, el arte sigue moviéndose, hay paridera de poetas y colores, por eso los guardo aquí a salvo de la TASA amarga de aquellos que se les vino a la memoria todos aquellos que han estado siempre en el olvido.

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