miércoles, 24 de diciembre de 2014
El brillo lejano
Una noche, ya muy tarde lo fuí a dejar a su casa a la salida a Danlí, con su guitarra embolsada lo vi subir la pendiente que iba a su hogar, días más tarde me dió algunas clases sobre escalas y lo demás fue la lejanía cotidiana en la que todos vivimos.
Dany Morales era un gran músico y un hombre talentoso, admirado por todos los que como yo no tenemos esa estrella iridiscente del talento total. "Si no hay estudio, el talento te va a fallar tarde o temprano", sentenció una tarde mientras nos tomábamos el café amargo y fracasado de Dunkin Donuts.
La vida te da sorpresas, pero la muerte conoce magistralmente el arte del asombro, jamás me hubiera imaginado que me iba a levantar esta mañana con la opacidad de su muerte. Antes de que se fuera a los Estados Unidos, lo llamé para incluirlo en lo retratos que estoy haciendo, "donde usted mande yo llego", me dijo con esa seriedad fingida que escondía una gran pasión y alegría por la vida.
De Dany Morales me llevo su pasión y ejemplo de padre; trabajando estaba por los suyos cuando lo sorprendió la muerte, pagando con lejanía el amor madrastro de una patria llena de crimen y vacía de oportunidad, luchando heróicamente por su familia, en eso estaba cuando el azar se le enredó poderoso e inevitable.
Músico de respeto y de armonías tomar, se ha ido y en mi mente se reproduce como un loop aquella tarde en el Conservatorio Crescendo cuando me detuve frente a su cubículo a escuchar, con la
discresión de la sombra, una exquisita versión de aquel estándar de jazz de Guy Wood "My one and only love"
Buen viaje Dany Morales, tu nuevos pasos serán iluminados por tu talento y los que nos faltan a nosotros, por tu ejemplo.
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