miércoles, 12 de noviembre de 2014
Cuando sonaba el bolero del celoso penco.
Fueron días del corazón lo días en que trabajamos con Karla. "Antes del Puente" comenzó en la casa de Camilo Corea, con una plática, con un vamos a hacer, protones buscando los esquivos electrones, cuando salimos esa noche de la casa del Maestro, ya habíamos pactado y determinado que el concierto lo haríamos aunque se opusiera el Sursum Corda.
Después vinieron los ensayos, lluvias de bocados preparaba Susy para calmar el hambre de estafilococo de los músicos, entregué al concierto mis canciones de ese año, "Cinema Clámer", mi maldición personal a la Selección Nacional "Adios", mi homenaje profundo al poeta Rubén Izaguirre "Página Urgente a Rubén", escrita de rabo a cabo en un cuarto lleno de armas, granadas y fusiles trasnochados, "Siete", la enciclopedia siniestra de "1812", "Dos ciudades", "Me dijiste me querías" y la siempre juguete primigenio "Antes del Puente".
Con esas canciones y otras como bigudíes, ordenamos el pelo revuelto de esos días y las llevamos al callejón sin salida del Teatro Manuel Bonilla, el lugar donde florecen por una noche la mayoría de las cruzadas artístisticas para después morir de hambre en el reino de la ciudad de los puentes.
Fue una noche mágica que se extendió más allá de lo que pensabamos y que se convirtió, al final, en caminos rotos de enemistad, posturas encontradas, abusos, la garra catracha y el celoso penco, cuyo oficio era y todavía lo es, creo yo, comprobar que los sillones apoltronados, sean sólo sillones y no pretendientes lascivos que quieran robarle el amor.
Al final, sin ser culpable de nada, después de la gira a New York, después de aquél mágico concierto a sala llena en San Francisco con José Velásquez, después del "Museo del barrio" en New York, después del 28 de junio, después de "Te matan por ser mujer"; decidí, ya no luchar contra la roca tarpeya del pelusero penco, a modo de despedida, escribí El Bolero del Celoso Penco, la cual sólo una vez canté en el teatro pero que es el último tubo de la baranda de "Antes del Puente".
A mi memoria viene la imagen de una cena, cerca de algún lugar, fue la primera vez que vimos al celoso penco, se condensó como el productor-novio de Jackie. ¿Quién es?, me preguntó una escritora, -no decimos su nombre-, al igual que Nosferatu, no lo invocamos para que no se desvanezca la alegría.
¿Y entonces?, -entonces nada-, le dije a mirando para la memoria, -esa noche en San Francisco, Karla Lara brilló para adentro y para afuera-.
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