De la misma Ciudad de los Puentes Comayaguela, venimos, de los mismos compañeros en el IFIC, de ese mongólico edificio azul tras una iglesia y de compartir los mismos compañeros y amistades. Una mujer brillante y un momento para recordar en el Auditorio de la Universidad Nacional.
No volvieron a coincidir nuestros senderos hasta este momento, antes de hablar de su papel en la reforma universitaria, remontamos vuelo a aquellos días en que el cantor Jorge Osorto nos enseñaba las primeras canciones de Serrat, de aquella Directora que se llamaba Teresa y de como hacía esfuerzos sobrehumanos para enojarse o parecerlo.
Eran días de gloria que no volverán.
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