lunes, 27 de enero de 2014
La inocencia energética
La primera vez que la miré fue en compañía del Creativo Manuel Cruz, la cortina colosal, el silencio de la montaña cortada, el espejo azul de la más faraónica obra de la Ingeniería nacional y extranjera, 15 años para construirla y un plumazo y una bancada nacionalista para partirla en pedazos.
Haciendo un trabajo en la zona, traje a mi familia a conocer a este sólido titán de hormigón que retiene las aguas del río Humuya y que es la quinta represa de doble arco de Latinoamérica.
Fue una promesa para la nación y al mismo tiempo la última cresta del desarrollo energético de Honduras que fue estancado por políticos, presidentes y partidos políticos maliciosos quienes vieron en los carburantes la oportunidad de crear una dependencia malvada que les engrosara sus cuentas bancarias.
Un país con recursos hídricos colosales con una dependencia de los carburantes, por eso la Represa Francisco Morazán es la mejor muestra de la coincidencia entre la buena voluntad y los sueños de prosperidad de una nación, ahora es el símbolo de una época de inocencia energética que ya jamás volverá a ser posible.
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