lunes, 6 de enero de 2014
De Karen a Claudia y de Claudia a Vero en un sólo copy.
Yo conocí a Karen Medina cuando llegó a McCann, era el reinado de Raúl Zavala y de entrada le apliqué la conocida fórmula de la indiferencia creativa, es decir no le dirigía la palabra porque como no me paraba bola por matemática pura yo no le dirigía la mía, o en su defecto la mía no pasaba de algunos monosílabos. Después le fui agarrando cariño hasta que la acompañaba al centro cuando salíamos de Megaplaza, como éramos dos náufragos de Tegucigalpa nos hicimos amigos o casi hermanos. Como yo mismo me inyectaba cuando me dio mi primer derrame, buscó mis selectos servicios para que le pusiera una inyección, previó a firmar una cláusula de confidencialidad, procedí en mi oficina a descubrirle la nalga e inyectarla, por su puesto que no cumplí con mi palabra y a los tres segundos ya Manuel y Marvin ya sabían como era la nalga de Karen.
Cuando era novio de una demente de Tegucigalpa se iba conmigo en aquél toyotía azul hasta Tegucigalpa hasta que una rastra le quitó el entusiasmo de irse conmigo. En eso ya conocí a Claudia su hermana y yo que no tengo más religión que un cuerpo de mujer como dice Sabina, le comencé a echar el cuento, pero las Medinas son resabidas y chúcaras, tienen fama de arrechas y sindicalizadas, así que vale más que no me paró bola porque yo soy un truhán que merece la muerte por crucifixión con tornillos.
Karen se enamoró de un tipo al que le queríamos quitar la dentadura a vergazos y de ese desamor nació el verdadero amor de aquella a quién le decían: adiós Miss Cortijo, su hijo Pablo, a quién conocí desde que era muy niño. En esos días en que llegaba a la casa de Karen, su papá muy cejudo me saludaba con la mano iracunda con que el padre saluda al sospechoso de pretendiente, creo que deseaba que me cayera por las gradas y terminara en el último escalón con la cabeza al revés como Jason Miller (padre Karras) en el Exorcista.
Con el tiempo se le quitaron las cejas curveadas de furia y comenzó a tratarme como (AANB) agente amistoso no bélico, en esos años miré pasar de uniformada de colegio a universitaria a Vero, con quién los años y el jazz nos volvieron amigos, sólo a ella le he conocido tal pasión por la música, cuando las derivadas del destino nos juntan los dos andamos algún disco duro de un tera para hacer el trueque debido.
Cuando comencé con la empresa llegaba con frecuencia a escuchar música, en uno de esos días le dije a la ingeniera que se acostara en el piso para tomarle esta foto, por eso aquí se las dejo como resumen gráfico de una amistad a tres partes que ha soportado las distancias y los silencios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario