martes, 31 de diciembre de 2013
Osito al pie de una canción
Siempre que salía al garaje a tocar guitarra Osito era mi principal escucha, se quedaba dormido apaciblemente mientras yo tocaba o estudiaba las piezas que el Maestro +Rafael Umanzor me dejaba de trabajo en las clases.
Mi madre siempre lo quiso con un amor diferente a los otros perros que tuvimos, era callado e introspectivo, muy bravo si le tocabas su comida pero silenciosamente cariñoso, durante muchos años me acompañó a la pulpería o escuchaba mis canciones, muchas veces me miró llorar de rabia e impotencia ante la violencia que mi padre mantenía en la casa y muchas otras me siguió como una sombra en los momentos más oscuros de mi juventud.
Cuando murió lo enterramos con mi hermano en un especie de desfiladero que había en el río, por donde bajaban las tortilleras que venían de Santa Rosa, recuerdo que cuando salíamos de la entrada del mismo, era de noche, miré hacia la boca de piedra caliza que era la entrada de la tumba y me despedí de él con una palabras suaves: Hasta luego Osito.
El final del 2013
Termino el año con lo que debe ser, con lo primero que son mi esposa y mis hijos, a ella la conocí en una fotocopiadora, la seguía cuando salía del trabajo y me le cruzaba de casualidad, han pasado muchos años desde eso, en el transcurso me presentó a mis dos hijos que al igual que yo e Ismael vamos a la mar Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre hú- medo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los tran- seúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda.
El infierno interior.
Eran los principios de Ansoli y ese día en especial fue muy triste, aunque sonrío hay un infierno dentro.
Ventana
Fue duro tomar estas fotos ya que Gerado y Roberto no son muy dados a las sesiones, grandes músicos con una gran modestia.
La página Urgente a Rubén
En el Manuel Bonilla, en un Aires de Abril, nos presentamos, me acompañaban ese día +Carlos Tenorio y el +Roberto Chico, al fondo y que no sale en la foto estaba +Jose Luis Suazo con su maraña de cables y sintetizadores.
Los primeros días con Jackie
Por la llegada de +Valeria Ovando llegamos a la casa de percusionista +Oscar García, allí también estaban el pianista +Camilo Corea y +Karla Lara, eran los primeros días de amistad con +Jackie Espinal con quién hicimos el proyecto de Bandera que nos dio muchas satisfacciones a todos.
Sin embargo el ambiente era denso +Karla Lara nunca hizo buen link con Jackie y los anticuerpos cruzaban lahabitación de un lado al otro.
Ventana en un bus en Comayaguela
Nos subimos a un bus en Comayaguela con Roberto Chico y Gerardo Martínez con una Minolta capturé esta rara perspectiva de estos dos grandes desconocidos de la música hondureña.
En la Avenida Los Leones
Regresábamos con @Marvin Martínez del Cementerio del Paz Barahona, un lugar mítico de tumbas y héroes, Marvin, quién es un virtuosísimo fotógrafo y dibujante me tomó esta foto en una cantina de la Avenida Los Leones, lo la encontré y la memoria en su viaje para atrás llegó lejos a una San Pedro Sula que ya no existe más que en la memoria.
Los recuerdos de la K1000
Eran los tiempos de América al Trasluz, un grupo que formamos en la Colonia Satélite con Sergio Vallejo y @Bayardo Blandino y otros, grabábamos en la iglesia de la Satélite con un agravadora que era de mi madre, una Sony tan especial que durante toda mi vida he buscado en toda clase de componentes ese sonido inigualable.
En la foto el pintor Bayardo Blandino quién hizo una exposición basada en mi música en la antigua Alianza Francesa junto al siempre presente Mariano Rodríguez.
Esa semana llegaba un tal cubano a cantar con +Karla Lara, la sesión de fotos la hice en las oficinas de Terco, el cubano era insufrible se contaba cada chiste malo y acosaba todo lo que tuviera faldas y se moviera. Cuando fue el ensayo general antes del concierto tuvo un encontronazo con Gerardo Martínez, los anticuerpos en el aire eran tales que uno podía verlos moverse.
Al final todo fue un churro de Silvio más aburrido que la muerte y que la definición misma.
jueves, 19 de diciembre de 2013
Mi hijo, el siempre alegre
La primera vez que vine al Fuerte de San Fernando de Omoa mis padres me obligaron a andar en calzoncillos por toda la estructura, tenía 8 años pero recuerdo la incomodidad de andar así en ese lugar.
Hoy después de tantos años, un tumor que casi me mata vengo con Susy y mi familia a este misterioso lugar de coral, pirata y cárcel. Sin notarlos lo subí y lo bajé sin los dolores de hace tres meses y mientras el pobre guía sin sueldo le contaba a mi esposa la historia oficial del Fuerte le tomé esta foto a mi pequeño campeón de la alegría para capturar la magia de sus tempranos años y la felicidad que siempre debo recordar.
Manuel y Pablo camino de la Vida
Este 2013 fue un año que terminó con redención y este viaje a la playa fue el cierre de ese capítulo donde un tumor casi acaba con mi vida, ellos iban explorando la playa y yo como un espía indeseable los seguía hasta que los capturé con mi veterana Nikon 90, parecían que se iban lejos de mi hacia la vida, pronto dejará de parecer y se irán, a los brazos de alguna mujer, a los brazos de sus hijos al camino de luz y oscuridad que la vida les tiene preparado, cuanto amo a mis hijos.
La Familia, ese camino hacia adentro del alma, Susy, Manuel y Pablo en Cortés
Nos levantamos a las 5 de la mañana y nos fuimos a Cortés, Pablo no paraba de preguntar si ya llegábamos y yo no paraba de contestarle "ya mérito llegamos" en lugar de irnos a la Playa de la Coca Cola nos fuimos a Omoa, y paganos en pasa-día en un hotel dónde sólo vale la pena pasar el día, porque por lo demás los deberían penar con cárcel por atentar contra el turismo en nuestro país.
Allí estuvimos y nos fuimos a Fuerte de San Fernando donde los guías son tan pobres que uno les tiene que pagar para que le digan el porqué de esa argamasa de coral, ladrillo y cal en esa bahía y nos cuenten como cansado de vigilar piratas que no llegaban la fortaleza se usó para encerrar prisioneros políticos de una lejana dictadura del ártico del humanismo cristiano.
Estuvimos hasta los últimos destellos de la tarde y entonces salimos para Tegucigalpa ya entrada la noche del 15 de diciembre del año del señor 2013 hacia Tegucigalpa y mientras la termino abajo en la calle las sirenas del séquito del Presidente se abren paso entre el acostumbrado congestionamiento, es curioso en Honduras la mierda no sólo se huele también se escucha cuando viene.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Las Pelusas en Flor de la Democracia al estilo hondureño
Era la primera mitad de los ochentas, la era de Trompetilla el Magnífico y desde el 4A miraba los preparativos de las elecciones universitarias.
Era la primera mitad de los ochentas, la era de Trompetilla el Magnífico y desde el 4A miraba los preparativos de las elecciones universitarias.
Temprano por la mañana antes de iniciar la votación las úrnas ya estaban colocadas sobre los pupitres
y estudiantes parecidos a gansters y simios rompehuelgas custodiaban la democracia estudiantil con sendas ideas y convicciones en forma de palos y tubos.
Una muchachada del FRU y de la FUR comenzaron a forcejear para quitarle a los demócratas las cajas que servirían para depositar los votos. Varios de ellos lograron arrebatarlas y entre tirios y troyanos las despedazaron como piñatas, pero en lugar de confites salieron miles de votos ya marcados con una X para el FUUD.
Los ánimos se encendieron y la pólvora de la indignación agarro fuego. A golpes y amagos salieron al parqueo, los dos bandos se ladraban y se mostraban los dientes, palos y banderas picaban el cielo amenazando las frentes y los dientes. Súbitamente, aparecieron AK-47, 9 mm y escopetas, hombres con caras desveladas y barbonas, estudiantes imposibles, agentes de la DIC y del 316.
Luego vino el aquelarre, disparos al aire, gritos, amenazas, golpes, mientras por el aire giraban y giraban las papeletas de la democracia a la hondureña.
martes, 12 de noviembre de 2013
Las puertas abiertas de la noche
Para mi familia los fantasmas y las premoniciones no son extrañas, mi Madre siempre mantiene la puerta del baño abierta porque no le gusta que la visiten gente que deambula sin encontrar la salida. Son famosas las visitas de mi abuela, cuando se sienta al borde de la cama y te despertás con la sensación de que alguien te ha tocado el cabello.
Cuando muy pequeño, cuando vivíamos en Comayaguela jamás olvidaré cuando el Sagrado Corazón de Jesús movió los ojos hacia mi. Siempre me han acusado de que esa historia es una mentira y mi madre la escucha en silencio, bien sabe que ellos son tan reales y entrometidos como los vivos, en especial si han dejado cosas pendientes que sólo sabe Dios y el Diablo.
Oda en Un Lamento
Esta canción, es tan vieja como yo, me ha acompañado durante más de 35 años, al primero a quién le canté esta canción fue al Poeta Rubén Izaguirre, estábamos frente al mar de Tela, náufragos los dos, sin caminos por delante y senderos por la espalda.
Ninguno de los dos sabía que le deparaba el futuro, esa noche, nos quedamos a dormir en una habitación donde habían más armas que razones y premonitoriamente la grabé antes de del tumor que me atacó mi mandíbula porque en el fondo de mi alma sabía que jamás iba a volver a cantar.
El silencio Mortal de la Venganza
Si hay cosa que no voy a olvidar son los 22 días en el Hilton Hospital Escuela, fueron días donde los minutos se atropellaban unos con otros, llenos de dolor y de pensamientos que iban y cuando regresaban golpeaban la frente y las cosas que se daban por sentadas.
En mi silencio y dolor, podía darme el lujo de mirar por primera vez en años. Podía sintetizar muchas cosas y las preguntas sin respuestas, eran cosas resueltas y sin complicación.
Nunca conocí el nombre de este muchacho, era más silencioso que yo que me habían partido por la mitad la mandíbula y me habían levantado la mitad de la cara.
Compartíamos jugos, desayunos, almuerzos y cenas que no me comía, nadie lo iba a visitar y por la noche el dolor llegaba a besarlo y abrazarlo con el calor y pasión de una amante.
Seguro salió a matar o que lo mataran, tanto silencio era insoportable y tanta quietud sólo podía predecir la más negra de las tempestades.
Si hay cosa que no voy a olvidar son los 22 días en el Hilton Hospital Escuela, fueron días donde los minutos se atropellaban unos con otros, llenos de dolor y de pensamientos que iban y cuando regresaban golpeaban la frente y las cosas que se daban por sentadas.
En mi silencio y dolor, podía darme el lujo de mirar por primera vez en años. Podía sintetizar muchas cosas y las preguntas sin respuestas, eran cosas resueltas y sin complicación.
Nunca conocí el nombre de este muchacho, era más silencioso que yo que me habían partido por la mitad la mandíbula y me habían levantado la mitad de la cara.
Compartíamos jugos, desayunos, almuerzos y cenas que no me comía, nadie lo iba a visitar y por la noche el dolor llegaba a besarlo y abrazarlo con el calor y pasión de una amante.
Seguro salió a matar o que lo mataran, tanto silencio era insoportable y tanta quietud sólo podía predecir la más negra de las tempestades.
Breves lecciones de carácter
A los creativos les gusta pensar que el tiempo no pasa, eso es parte de su paradoja mental, piensan que estarán allí por siglos y que la empresa le agradecerá el tiempo que le quitaron a sus hijos y esposas con una alegre banda marcial.
De allí que todos se comportan como dioses destronados, son dueños de la verdad aunque esta no soporte ni siquiera una mirada para terminar hecha pedazos.
Fuí testigo de esta historia en McCann Erickson, aunque no estuve en el preciso lugar, si llegó hasta mis oídos esta lección de entereza que un humilde diseñador dio esa tarde impensable.
A los creativos les gusta pensar que el tiempo no pasa, eso es parte de su paradoja mental, piensan que estarán allí por siglos y que la empresa le agradecerá el tiempo que le quitaron a sus hijos y esposas con una alegre banda marcial.
De allí que todos se comportan como dioses destronados, son dueños de la verdad aunque esta no soporte ni siquiera una mirada para terminar hecha pedazos.
Fuí testigo de esta historia en McCann Erickson, aunque no estuve en el preciso lugar, si llegó hasta mis oídos esta lección de entereza que un humilde diseñador dio esa tarde impensable.